miércoles, 18 de enero de 2012
No quiero un "Buenos días princesa". No soy ninguna puta princesa caprichosa a la que le tengan que dar todo hecho. Soy la que te espera en silencio la que no está a tres metros sobre el cielo, sino en la otra punta del universo; la que si le dices ven, se hace de rogar; la que no te va a seguir hasta el más allá; la que se queda en casa cuando le da la gana; la que pasa del mundo; la que odia el rosa; la que no se pone ni faldas ni vestidos; la que prefiere una converses gastadas, antes que unos pedazo de tacones de infarto; la que quiere piercings y se haría tatuajes, si no le tuviera ese pánico a las agujas; la que lleva el pelo corto; la que se pinta los labios de negro; la de la sonrisa traviesa; la que adora las películas de acción zombies, vampiros, tiros y adrenalina; la que antepone a sus amigas; la que se tira la noche entera despierta leyendo o escuchando música la que le gustan los retos; la que odia a medio mundo; a la que han jodido desde pequeña y piensa que la gente apesta; la que no se va a tirar llorando 20 meses porque tú te vayas; la que no te va a pedir perdón porque tiene orgullo; la que te va a gritar si te pasas un poco. No soy la típica chica de cuento, pero eso no quita que te quiera igual o más que cualquiera de ellas.
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